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DESDE UN LABORATORIO MULTICOLOR, SE FORMAN NUEVOS CIUDADANOS PARA LA PAZ EN BOGOTÁ

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El colegio distrital Gonzalo Arango de Suba tiene en su proyecto ‘Laboratorio de derechos humanos y ciudadanías’, una de las más valiosas experiencias escolares en la construcción de Bogotá como ciudad educadora y en paz.

Estudiantes del colegio Gonzalo Arango exploran su camino personal hacia la construcción de paz desde el ‘Laboratorio de derechos humanos y ciudadanías’, un proyecto escolar multicolor que demuestra que vale la pena correr el riesgo de innovar y explorar distintas rutas pedagógicas, con destino a formar nuevos ciudadanos para la reconciliación y el encuentro.

Para alcanzar este impacto en la vida de los jóvenes, el proyecto apunta al desarrollo de tres objetivos claros: el entendimiento territorial desde lo local; la defensa de los derechos humanos desde una perspectiva pedagógica; y la formación de subjetividades de carácter ciudadano.

 

Tres maestros, con una profunda y evidente vocación, lideran la iniciativa pedagógica a través de un trabajo interdisciplinar: Jhon Estrada, licenciado en ciencias sociales; Rolando Franco, licenciado en Humanidades y lengua castellana; y Juan David Martínez, docente y comunicador social de la de la línea de profundización de educación media.

“Nosotros estamos comprometidos en que los estudiantes que salen del Gonzalo Arango sean agentes movilizadores de escenarios de paz con justicia social, donde no solo reivindiquen su lugar como ciudadanos, sino que también reivindiquen a los otros y las otras”, indica John Estrada, el maestro líder y creador de proyecto.

¿Cómo lo logran? A través del desarrollo de 5 estrategias que se nutren de las realidades que tocan los intereses de los estudiantes en lo ambiental, político, social, artístico y cultural.

Un universo multicolor, dentro y fuera del aula

Este laboratorio es una suma de estrategias pedagógicas que se viven dentro y fuera del aula.  “Vivimos los derechos en el colegio, el territorio, en nuestra casa, en la nuestra comunidad”, afirma el maestro Rolando Franco.

 

Las siguientes son las cinco estrategias para que estudiantes, desde los grados 9º hasta 11º principalmente; piensen la diferencia, escuchen distintos puntos de vista, de hacer, de vivir, de construir caminos de paz y reconciliación, desde las distintas formas de ser ciudadanos:

1. El cine club Entropía: Funciona los sábados. La película se relaciona con temas curriculares e incluye un taller activo. Es una invitación abierta a los estudiantes a quienes no se les obliga a asistir ni se les pone nota: asisten para divertirse y aprender.

2. Carrera de observación: Es una estrategia de reconocimiento del territorio, de la memoria y de la historia. Estudiantes y sus familias arman equipos y realizan prueban en un recorrido fascinante por distintos puntos del centro de la ciudad, como el Museo de Bogotá, la Biblioteca Luis Ángel Arango y el Centro Cultural Gabriel García Márquez, entre otros.

De esta manera, los participantes realizan una cartografía de la memoria sobre el territorio, que permite que esas reflexiones que se dieron en el aula, tengan una experiencia vívida.

3. Cátedras con invitados: Personas de diversas profesiones, oficios y orígenes; así como colectivos o grupos en diversos ámbitos, son invitados al colegio para compartir conocimientos, pero siempre de una forma original, divertida, que propicie la creatividad y el aprendizaje.

Un artista urbano que hace hip hop comparte con los jóvenes cómo escribir música, mientras hace con los estudiantes el video de su más reciente producción musical; un alemán enseña a preparar cocina vegetariana, mientras narra sus viajes por Latinoamérica; un punk habla sobre su filosofía de la vida, al tiempo que enseña a los jóvenes cómo hacer cometas.

Todos estos temas diversos, “están en conexión curricular con lo que se viene haciendo en el aula y con los intereses de los chicos”, indica el profe Rolando.

4. La semana de las memorias (17 al 21 de octubre): Esta es una gran muestra significativa anual que reúne todas las estrategias.  Ponencias, exposición de fotografías, filminutos, videos, productos de los talleres, música y arte, tienen lugar en el desarrollo de esta estrategia, con la asistencia de invitados especiales.

5. Experiencias de aula: Entre estas iniciativas vale destacar ‘Sumak Kawsay’ (término quechua que hace alusión al ‘Buen vivir’), a cargo del profe John. Desde esta experiencia de aula se convoca a los jóvenes a participar en siembras colectivas escolares “para hacer otras conexiones en torno al tema de la economía y la política, en una relación respetuosa con el medio ambiente y pensando el desarrollo de manera sostenible”, detalla el maestro.

Por su parte ‘Rizoma’, a cargo del profe Rolando, es otra experiencia de aula desde la cual se desarrolla una lectura crítica interconectada con lo audiovisual, el cine y la imagen. “Con grado 9º vimos ‘Diarios de motocicleta’ para hacer una reflexión desde el pensamiento latinoamericano”, explicó el maestro sobre este ejercicio del cual resultan diversos escritos y productos, que van desde una reseña hasta la producción de un video.

Creatividad, riesgo y libertad

En el desarrollo de estas estrategias, la creatividad y el riesgo por innovar se oponen claramente a la rigidez de lo académico y a tomar una única perspectiva pedagógica. “Todo eso está hilado en perspectiva de permitirnos pensar el tema de las ciudadanías, los derechos humanos y cómo la escuela es motor fundamental para entender y potenciar esas dos cuestiones”, precisa el maestro John Estrada.

“No nos interesa vender una idea, nos interesa que los chicos tengan unas herramientas para que construyan sus propias ideas. La herramienta se traduce cuando le planteo al chico:  cuénteme una historia desde sus intereses, desde su saber y sus capacidades”, agrega el maestro de Lingüística y lengua castellana.

El profe John Estrada refuerza esta idea: “elegir hacer esta exploración a través de la realización un documental, un poema, un ensayo, una producción fotográfica, o volverse un líder comunal que defienda los derechos ambientales de su localidad, son todas elecciones validas que surgen según los intereses de los estudiantes”, puntualiza.

El valor de lo local

Igualmente, en el universo de este ‘Laboratorio’ en permanente ebullición, la exploración del territorio, desde lo local, es una experiencia fundamental.“Nosotros queremos darle vida, carne, esencia al derecho humano, a la formación en ciudadanías desde nuestros territorios, desde nuestras realidades en el colegio Gonzalo Arango”, enfatiza el profe, John Estrada.

Naciones Unidas, la Corporación Nuevo Arcoíris, el IDEP, el Centro Nacional de Memoria Histórica, y organizaciones barriales de base de la localidad de Suba, como la Escuela popular Mano abierta, y el Cabildo Indígena de Suba; son algunas de las entidades públicas y privadas que “vienen a complementar, acompañar y a nutrir el espectro de experiencias pedagógicas. Ellos, no vienen solo a dejar un insumo, sino que acompañan y están comprometidos con nosotros”, resalta el profe de ciencias sociales.

Redes sociales como YouTube, Facebook e Instagram son también herramientas para dar a conocer y difundir el trabajo pedagógico del ‘Laboratorio’, o mejor, los pasos que estos estudiantes dan diariamente en su camino personal como ciudadanos de un país que se prepara para la paz.

Haciendo caminos con destino a la paz

Los estudiantes del ‘Laboratorio’ saben que, para caminar la ruta de la reconciliación, debemos hacerlo desde la comprensión de la diferencia: “Hay que aprender que todos somos diferentes, las guerras se arman porque no opinamos igual, y todos tenemos que entender que somos distintos”, afirma, Gabriela Camacho, estudiante de 10º grado y participante del proyecto.

Por su parte, su compañera de curso, Erika Rodríguez, resalta que “me siento feliz de participar en el laboratorio porque me hace reflexionar y respetar el pensamiento de los demás, aquí no se critica lo que piensa el otro, se respeta”.

El próximo 15 de septiembre, en el Foro Educativo Local de Suba 2017, el colegio Gonzalo Arango participará con el performance ‘Reflejos de la guerra’, una de las diversas herramientas pedagógicas implementadas desde el proyecto ‘Laboratorio de derechos humanos y ciudadanías’; una muestra del valioso ejemplo de este colegio del Distrito en la formación de las nuevas generaciones para la paz.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.

Por:  Ana María Martínez

Fotos:  Juan Pablo Duarte

EDUCACIÓN BOGOTÁ

SECRETARIA DE EDUCACIÓN DEL DISTRITO

Los jóvenes que susurran la memoria

 

Publicado 02 Jun 2017 (CNMH)
Modificado por última vez en 02 Jun 2017

 

 

 

 

 

 

Fotografía de Daniel Sarmiento para el CNMH

Con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, jóvenes del colegio Gonzalo Arango salieron a la calle a susurrar las memorias que guardan algunos lugares de Bogotá.

En la mañana del 27 de mayo se dispersaron por el centro de Bogotá cerca de 80 adolescentes del colegio Gonzalo Arango de la localidad de Suba. A través de tubos de cartón pintados de colores le hablaron al oído a la gente que caminaba por la calle.

Un susurro: “Que la orden sea inmediata, que den la orden de que no disparen más, es lo único: ¡que el Ejército no dispare más! Es lo único que pedimos... y que la orden llegue adentro... porque nos han dicho que han dado orden de cese al fuego pero adentro siguen disparando. No disparen más, por favor, ayúdenos a eso”.

La narración es de Alfonso Reyes Echandía, expresidente de la Corte Suprema de Justicia, muerto durante la retoma del Palacio en 1985. De pronto a muchos no les suena familiar. Quizás los estudiantes, de más o menos quince años, desconocían detalles de hecho violento; Los susurros trataban de llenar esos vacíos y poner en contexto a los que caminaban por la Plaza de Bolívar.

La actividad se hizo gracias a la alianza del Centro Nacional de Memoria Histórica y el colegio Gonzalo Arango, de Suba. Los profesores John Estrada y Rolando Franco se inventaron un espacio llamado “Laboratorio de Derechos Humanos y Ciudadanías”, donde experimentan con metodologías y pedagogías que acerquen a los jóvenes a temas que a veces rechazan o pasan por alto.

Una de las actividades de este laboratorio es una carrera de observación. La idea de ese recorrido es que los estudiantes interactúen con lugares que van desde una plaza de mercado hasta una exposición de arte en el Museo de Bogotá. Pasan por el corredor de graffitis de la calle 26, por la Biblioteca Luis Ángel Arango y  por el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación entre otros. Es un ejercicio de cartografía social, política y de construcción de memoria.

El profesor Rolando explica que el sentido de la carrera es “construir elementos que nos permitan hacer un aprendizaje nuevo, dinámico, donde el territorio sea importante, donde la memoria sea vital, y donde los jóvenes mismos descubran a través de esos recorridos”.

Este 2017, uno de los objetivos principales del Museo Nacional de la Memoria, del CNMH, es que su programación aporte a la descentralización de la construcción de la memoria. Uno de los pasos en ese camino es acompañar procesos en localidades periféricas de Bogotá: Usme, Kennedy, Suba, Usaquén y Ciudad Bolívar. A partir de ahí, el Museo apoyó la carrera de observación del Gonzalo Arango e introdujo una metodología llamada “Susurradores de la memoria”, cuyo origen se remonta a la dictadura de Augusto Pinochet en Chile: se susurraba para transmitir conversaciones prohibidas y mensajes ocultos. Para poder decir, así fuera en voz baja, lo que algunos querían gritar y no podían.

Aquí, como en Chile, hay temas de los que se ha hablado poco o sobre los que solo se han escuchado las versiones oficiales. Hay temas que se están desdibujando para los más jóvenes y están perdiendo vigencia para los más viejos. “Nosotros les damos un conocimiento a los estudiantes para que sean ellos los que salgan a un espacio abierto, como la Séptima en plena Plaza de Bolívar, a contarle a la gente un poquito de la historia de este lugar —explica Jorge Bautista, del equipo del Museo Nacional de la Memoria—. Es irrumpir en la cotidianidad de la gente, en los caminos normales que transitan, y que de repente llegue alguien y de forma muy poderosa te susurre una historia que mueve una cantidad de sentimientos”

A punta de susurros, los estudiantes cubrieron puntos como el Palacio de Justicia, donde revivieron detalles de ese noviembre negro de 1985, o la carrera 7 con calle 18, donde recordaron los asesinatos del estudiante Nicolás Neira y el líder social Carlos Pedraza. El aprendizaje fue por partida doble: por un lado, los jóvenes tuvieron que estudiar sobre las historias que iban a susurrar, y, por otro lado, los peatones que los escucharon entendieron parte del contexto de la ciudad y de los lugares que transitaban.

Un hombre que escuchó la narración susurrada de la muerte de Carlos Pedraza dijo luego que “el trabajo de los chicos es muy bueno porque están recordando a un compañero que murió por causas injustas, y ojalá que sigan para que la gente que pasa por ahí se dé cuenta de la historia, porque si no es por ustedes yo paso desapercibido”.

Los mismos estudiantes reaccionaron satisfechos tras cumplir su misión. “Conocí más del tema y les pude contar a las personas que no lo conocían. Nos escucharon con mucha atención”, dijo Fabián Sánchez. “Me pareció muy interesante susurrar al oído la historia de nuestro país. Al principio estuvieron extrañados pero luego empezaron a soltar y les gustó”, dijo Camila Murcia.

“Es muy importante la vinculación de un colegio público con una entidad pública a nivel nacional, como el CNMH, para hacer un ejercicio de reconocimiento de una cantidad de historias, y sobre todo para mirar esas historias no sólo retrospectivamente sino en perspectiva de futuro. Por eso es importante la memoria en un ejercicio como este”, concluyó el profesor Estrada.

Otros proyectos

Del Laboratorio de Derechos Humanos y Ciudadanías también surgió la propuesta Poetas del Posconflicto. La lideraron los profesores Vicente Contreras y Manuel Pachón. Con el apoyo del equipo del Museo Nacional de la Memoria, durante la Feria del Libro de Bogotá los jóvenes del colegio Gonzalo Arango presentaron sus poemas y los leyeron ante todo un auditorio. Durante el proceso se invitó a los estudiantes para que a través de poemas reflexionarán sobre el posacuerdo, y cómo se piensa y se ve desde el colegio el conflicto armado colombiano.

Por ejemplo, Gisell Andrade, una de las estudiantes que participó en el encuentro, vivió junto a su familia las consecuencias del conflicto armado. Así lo escribió:

UN NUEVO AIRE

El rencor que existe detrás de lo sucedido,

Nos ciega al ver la realidad,

Todo pasa por algo,

Y después llega la tranquilidad,

Armonía y la paz.

Olvidar no es firmar un papel,

Sino dejar el ayer,

Para formar un mundo de bien.

Hay que volar alto para olvidar,

Dejar todo atrás para aprender a amar.

Si el viento es alegre

Trae buenas noticias,

Entonces necesitamos

Nuevos aires

De igualdad en nuestras vidas.

Publicado en Noticias CNMH

 

III Encuentro Nacional de Historia Oral y memoria:

 “Usos, construcciones y aportes para la paz” y

II Encuentro Distrital de experiencias de Historia Oral:

“Archivos, Historias de Vida, Memorias e Identidades”

 

SEMANA POR LAS MEMORIAS UNA ESTRATEGIA PEDAGÓGICA EN DERECHOS HUMANOS Y FORMACIÓN DE CIUDADANÍAS.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rolando Albeiro Franco Hernández

Profesor Colegio Gonzalo Arango

rolandoafrancoh@gmail.com

 

RESUMEN

 

En el año 2015, de manera informal, nos dimos a la tarea de generar un espacio (multidimensional) de comprensión de la memoria (Semana por las memorias). La intención nace de los estudiantes y responde a la necesidad de generar un espacio nuevo y más dinámico que el proyecto SIMONU, las respuestas que se plantean estudiantes y algunos docentes del Colegio Gonzalo Arango es la de indagar por las problemáticas del país de una manera más participativa y reflexiva, no quedarse con la mera impresión, que en muchos casos, los medios de comunicación dejan en el público, en este sentido la primer noción del proyecto se preguntó por la historia convulsionada de nuestro país y evolucionó en el aula a preguntarse por el conflicto armado y el reconocimiento del momento que el país vivía por el desarrollo del proceso de paz.

 

Fue así que las preguntas generaron un centro para trabajar en el aula y fue pensar en la memoria llegando a determinaciones tales como: Que no existe una memoria estandarizada, una sola memoria. De un mismo asunto hay múltiples narrativas, construcciones de  memoria que no son un calco y que existen también múltiples líneas de encuentro donde las historias se cuecen de manera colectiva. La diferencia permite no caer en una lectura blanco y negro de lo que acontece en el país. Es así como se acuña en los ejercicios del Laboratorio de Derechos Humanos y Ciudadanías, la posibilidad de hablar de “las memorias” casi como un organismo en continua transformación y evolución, donde no hay una sola voz autorizada a construirla, sino que es labor personal y comunitaria poner en dialogo las distintas voces que pueden cimentar y generar no una sino múltiples interpretaciones de consolidar los hechos, las vidas, las voces, las personas y las narraciones de una realidad compleja, como la que habita en el territorio colombiano.

 

Ahora bien más allá de la enorme curiosidad de los estudiantes, los docentes comenzamos a hilar las intenciones con nuestros contextos y desarrollo de nuestra labor, reflexionando ¿Qué papel tiene la escuela en la construcción de memorias en Colombia? ¿Qué voces tienen cabida en el diálogo pedagógico? ¿Qué voces se vetan? ¿Por qué se vetan? ¿Qué voces se privilegia y permanecen? Estas y muchas otras preguntas tienden a complejizarse cuando se ubican en una sola vía de respuesta, además al hablar del conflicto en el país, que no es uno sino diversos, también tendríamos que entender que la memoria es una multiplicidad histórica, política y cultural en Colombia.

 

En este sentido se desarrolla la semana por las memorias en el colegio Gonzalo Arango I.E.D, primero como una indagación, una búsqueda que intenta comprender la idea de memorias dentro de la complejidad y la riqueza que puede representar el territorio y las personas en un país como el nuestro; segundo la semana por las memorias es un lugar de encuentro, el colegio, sus estudiantes, profesores y su comunidad cercana. Una forma de reconciliar el espíritu del presente con la de su pasado y sus voces, especialmente las no oficiales, esta reflexión se dinamiza y trabaja en la escuela por medio del arte, conversatorios, muestras de fotografía, teatro, música, deporte y cine que buscan generar reflexiones en torno a la necesidad de recuperar y reconstruir las memorias de un país fragmentado por una diversidad de violencias, entre ellas el olvido sistemático de hechos relevantes que afectan el transitar de lo humano. Las memorias deben considerarse un diálogo continuo con la multiplicidad cultural, con el reconocimiento del otro y su diversidad, con conocer y escuchar su voz respetando las distintas maneras de ver y participar en el mundo.

 

PALABRAS CLAVE

Estrategia pedagógica, Memoria, Derechos humanos, Formación, diálogo.

Magazín Aula Urbana Edición 103

Escuela, educación y paz.

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